El síndrome de dolor miofascial es un trastorno de dolor crónico causado por puntos gatillo hiperactivos en una sección distinta del cuerpo. Anatómicamente, los puntos gatillo son creados por fibras musculares que quedan atascadas en un estado contraído y no pueden volver completamente a su longitud de reposo después de la contracción muscular. Estas fibras musculares acortadas dan como resultado tejido muscular superpuesto y crean un área densa de músculo, comúnmente conocida como “nudo”. Estos nudos se pueden identificar mediante la palpación debido a la mayor densidad del tejido muscular y la mayor sensibilidad local al tacto.
Los puntos gatillo hiperactivos se convierten en síndrome de dolor miofascial cuando comienzan a crear una respuesta de dolor en el cuerpo. Con la contracción crónica de las fibras musculares, el flujo sanguíneo y la entrada de oxígeno al tejido muscular disminuyen. Esto permite que se acumulen desechos celulares dentro del músculo, lo que produce dolor en esa área local. A medida que se acumulan los desechos celulares y la señal de dolor se intensifica, provoca más tensión muscular, debilidad muscular y, a veces, incluso pérdida de movilidad articular.
Causas, síntomas y problemas de salud relacionados
El síndrome de dolor miofascial puede ser causado por lesiones, movimientos repetitivos, mala postura, tensión muscular relacionada con el estrés y presión externa. Otras veces, estos puntos sensibles en los músculos no tienen una causa obvia. Cuando los puntos gatillo no se resuelven y el dolor persiste en el tiempo a pesar de la intervención, se diagnostica como síndrome de dolor miofascial. Los signos y síntomas del síndrome de dolor miofascial pueden incluir:
- Un nudo sensible en un músculo, especialmente con causa desconocida
- Dolor muscular profundo, doloroso o palpitante que puede ocurrir incluso en reposo
- Dolor muscular que no se resuelve o que empeora con el tiempo
Las que corren mayor riesgo de sufrir el síndrome de dolor miofascial son las mujeres inactivas de mediana edad. Las partes del cuerpo que se ven afectadas con mayor frecuencia son el cuello, la parte superior de la espalda y los hombros. Sin embargo, el Síndrome de Dolor Miofascial puede ocurrir en cualquier músculo y puede resultar en dolor local o referido. El dolor local es más fácil de identificar, mientras que el dolor referido puede requerir un ojo más hábil. Hay varios gráficos que describen patrones de dolor referido, siendo Travell, Simons y Simons el recurso mejor documentado. A continuación se muestra un ejemplo de un patrón de dolor referido para el músculo trapecio superior.
Los problemas de salud coincidentes pueden incluir fatiga, falta de sueño, estrés y dolores de cabeza. Si experimenta dolor muscular en todo el cuerpo, es más probable que se trate de fibromialgia, ya que el síndrome de dolor miofascial es local en un área del cuerpo. La fibromialgia a menudo se asocia con una mayor intensidad de los síntomas, incluido un mayor número de puntos desencadenantes, mayor fatiga y trastornos del sueño, y dolores de cabeza más intensos debido a que el cerebro se vuelve hipersensible al dolor y requiere un umbral más bajo para estimular una respuesta al dolor.
Diagnostico y tratamiento
No existen pruebas de imagen o de laboratorio que diagnostiquen el Síndrome de Dolor Miofascial. El mejor método para el diagnóstico es un examen físico, que incluye la palpación de los puntos gatillo o “nudos”, así como la evaluación de la fuerza muscular, la flexibilidad, el rango de movimiento y la postura.
El tratamiento puede variar dependiendo de la extensión de sus síntomas.
- Las estrategias de tratamiento en el hogar incluyen calor, analgésicos de venta libre (como medicamentos antiinflamatorios no esteroideos o AINE) y técnicas de relajación. La evidencia también respalda que participar en ejercicios de bajo impacto y corregir malos hábitos posturales brinda alivio de los síntomas del síndrome de dolor miofascial.
- Los tratamientos de fisioterapia incluyen masaje de tejidos blandos y punción seca en puntos gatillo, ejercicio terapéutico y el uso de modalidades (como ultrasonido y estimulación nerviosa eléctrica transcutánea).
- Los tratamientos médicos incluyen la prescripción de medicamentos y la administración de inyecciones en los puntos gatillo.
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